Y
entonces aparece, le miras.
Sientes
el frío de diciembre sobre la cara, una calada más y tiro el cigarro de la
desesperación
Las
ocho y veintisiete, sus ojos azules, las nubes se van y sale el sol.
Te
miro, no me miras, te miro y sonries.
Era
jueves pero para mí todos los días son iguales. Te miro y sonries, y yo solo me
quedo con eso.
El
tiempo se para cuando tu sonríes y el cigarro se consume (yo también) Solo hay
un número que pasa por mi cabeza en ese momento. Diecisiete.
Diecisiete
te quieros que nunca te dije, diecisiete te quieros que nunca me dirás.
Unos
ojos infinitos como el mar, y una mirada de esas que te erizan la piel. Y como
bien dicen, que se joda el mar que yo me baño en tus ojos.
Era
jueves, pero parecía el fin del mundo.
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