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martes, 22 de marzo de 2011

veintisiete.


Era el típico que adoraba ver las estrellas sentado en la azotea. Perdía la vida por un beso y no dejaba que el tiempo lo matara. Removía el café planeando el siguiente ataque. Corria descalzo entre el tráfico de la noche sientiendo la libertad en cada una de las pecas de su cara. No queria morir. Estar vivo era vivir con todas las letras. Te llevaba a la luna si querías y si no te la traía a casa por la noche. Te quitaba la ropa cuando quería sentirte lejos y te abrazaba cuando quería sentirte cerca. Sabía que pasaría la vida entera entra altibajos por aquel corazón loco que tenía. Pero aquí estamos para eso. Si el corazón grita; nos subiremos a una montaña y sacaremos todo lo que llevamos dentro. Y si duele la vida sacamos las garras y luchamos contra ella. Si nada nos llena, buscamos entre el tráfico de las aceras algo que nos dé esperanza. Porque la vida es pequeña, efímera, y nosotros tenemos que dejar huella. Asique sonríe, sueña, escribe, dibuja, retrata. La vida es una noria: Cuando estés arriba tienes que gritar y aprovechar las vistas y cuando estés abajo, espera la subida. Y desde aquí veo el cielo, personitas danzando al son de la vida y te tengo ahí enfrente, sonriéndome. Creo que podríamos llamarlo felicidad pasajera.

2 comentarios:

  1. Ouuummm, que bonito!!

    Te sigo!

    Muaaakssss!!

    http://dulcceperfume.blogspot.com/

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  2. Bua¡ me encanta, flipo con lo bien que escribes.
    Has conseguido alegrarme un poquito con tu texto, "Porque la vida es efímera; sonríe, sueña, escribe..." Me quedo con eso :)

    ah y te sigo por supuesto

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