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miércoles, 20 de abril de 2011

No hay amores imposibles, solo amantes cobardes


La real academia define la palabra imposible como algo que no tiene ni facultad ni medios para llegar a ser o suceder. Y define improbable como algo inverosimil, que no se funde en una razón prudente. Puestos a escoger, ami me gusta más la improbabilidad que la imposibilidad. Como a todo el mundo, supongo.  La improbabilidad duele menos, y deja un poco de esperanza a la ética.
Que david le ganara a Goliat, era improbable, pero sucedió. Un afroamericano habitando en la casa blanca era improbable, pero sucedió. Que los varón rojo volvieran a tocar juntos, era improbable, pero también sucedió. El amor, las relacciones, los sentimientos… no se funden en una razón prudente. Por eso no me gusta hablar de amores imposibles, si no de amores improbables. Porque lo improbable es por definición, probable. Lo que es casi seguro que no pase, es que puede pasar.
Y mientras haya una posibilidad, una posibilidad entre mil millones  de que pase, vale la pena intentarlo.



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