Domingos de invierno de
pensar en ti.
No
voy a hablar de sus ojos color mar, pero si de esa sonrisa que te alegra el
día.
Entonces
yo me escapo entre las nubes que se alejan. El cielo es infinito. Su sonrisa
también.
A
veces pienso que no se puede estar más enamorado,
pero
entonces gira la esquina a las 8:27 y sí,
si
se puede.
Y
que miedo tan bonito cuando aparece,
y
me hace sonreir (una vez más)
No hay comentarios:
Publicar un comentario